El tacto es mi sentido
favorito, es entre todos los demás, aquel que me resume todos los sentidos.
Con
mi tacto puedo llegar a sentirte, puedo saber exactamente lo que sientes sin
necesidad de verte. Puedo saber con exactitud dónde y cómo te gusta que te
toque, pues tu piel empieza a erizarse, delatando tus puntos débiles.
Con mi
tacto puedo percibir cada gota de sudor que brota de tu piel, al sentir cada
leve roce en el lugar preciso.
Con mi tacto puedo definir el lugar al que
quieres que llegue, al sentir las palpitaciones de tu corazón acelerarse cada
vez más y más mientras me acerco a ese preciso lugar en donde mi tacto debe
estar.
Con mi tacto puedo sentir tu apretón de manos tratando de decirme que mi
tacto no deje de existir en ti, y que logro volver en ti, la mujer más suertuda
del mundo.
Mi tacto también logra descifrar cuándo debe dormir en ti, al sentir
cómo corre la sangre a un mismo lugar, y que cuando la cantidad de presión
sanguínea sea la adecuada, podré hacerte llegar, a donde no importa nada más
que el tacto, lo que sientes y lo que yo y mi tacto te hacemos sentir.
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